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lunes, 31 de mayo de 2010

Editorial

El arte que grita
por Natalia Magdaleno

 Me da gusto darme cuenta de que la generación de jóvenes, a pleno 2010 no está, después de todo quieta. No, todo lo contrario. Poco a poco voy enterándome de grupos de artistas jóvenes que se organizan para crear arte que trata de compartir y la palabra compartir va mucho más allá de un verbo. Compartir quiere decir, en su más puro significado romper con el sistema.


Desde este lugar, el artista debe tener un compromiso, que no sólo implique una función artística sino también social, todo esto dado específicamente por un medio: el arte público que por sí mismo el hecho de exhibirlo en lugares alcanzables por cualquier persona ya lleva consigo una fuerza de protesta política más intensa.


“Acción” significa según la Real Academia de la Lengua Española “ejercicio de la posibilidad de hacer” o “resultado de hacer” , “arte acción” es justo esto, no dejar que el arte se quede descansando, hacer que haga, hacer que explote que vaya mucho más allá de una pared, que vaya mucho más allá de la mirada de alguien. Pregunto: ¿de qué sirve el arte cuando está dentro de un museo o una galería? Y además, ¿de qué sirve si está en una bodega dentro de un museo o una galería? ¿ De que sirve vender una pieza a alguien que la va a sepultar dentro de cuatro muros?


He escuchado que nuestra generación está haciendo arte para venderse, pero mi experiencia es otra, a través de mi camino y formación como artista me he llevado muy buenas sorpresas por parte de las personas menos pensadas, personas que hacen arte por pasión, o mejor, arte que comparte, arte que se levanta y camina, que nunca está quieto. Estas personas son quienes me hacen tener fe, las que quizá salven el rumbo del arte para hacerlo más útil, para denunciar, para cambiar el contexto de alguna comunidad en específico o quizá de la sociedad en general.


Con esto no quiero decir que un artista no deba vivir de su arte, sino que tiene que ser inteligente para saber sacar del arte lo mejor de sí. Saber aprovechar oportunidades para crear trabajos que tengan consigo mensajes que sean alcanzados por TODXS.


Estoy conciente de que estos movimientos no son nuevos, que podría citar a muchísimos artistas que vinculan su arte con la protesta, sin embargo este arte, como movimiento político lleva mucho tiempo descansando. En esta sociedad está dormida la conciencia de unidad, de este modo, la tarea del artista se sintetizará en la creación de un arte personal que no cruce fronteras, de un arte que se vuelve débil por la falta de unión.


Queda la pregunta más importante y difícil por responder, ¿Puede el arte contribuir al crecimiento de la sociedad que lo origina? La respuesta es sí, aunque nos suene a utopía, el simple hecho de concientizar a una persona por medio del arte que creamos, puede lograr una revolución entera.


Ese arte que no se detiene, que aunque sea un dibujo, una pintura, performance, un video, puedas saber que llega mucho más allá de los ojos, mucho más allá de la mente, ese es el arte que grita, ese es el arte que cambia vidas.